lunes, 2 de septiembre de 2013

Cambiemos el chip...

Buenos días/ tardes/ noches, como bien dice el nombre de la entrada, después de esos mágicos 20 días escalando en el paraíso, Rodellar, mi familia me reclamó (cruelmente en mi opinión) para ir a Cantabria...muchos me decían: "Déjate de fanatismo, que por 10 días de descanso no pasa nada.."
Se equivocaban, porque mi desesperación llegó hasta tal punto, que tuve que recurrir a entrenar en una estructura metálica del jardín, y colgar cintas exprés para practicar chapajes...Porque ya me diréis que hago en una casa rural, sin piscina, ni playa, ni sofá, ni wifi, ni si quiera un puñetero armario para dejar la ropa de la maleta...Todo sumándole que 7 de los 10 días de estancia llovió de forma continua..en fin!
No podía más..sin escalar tanto de seguido, y sin ni siquiera playa, nada más llegar a Madrid a eso de las 7:30, cogí los gatos y me fui a espacio-acción, a desahogarme a bloques y ponerme delante del aire acondicionado!

La siguiente semana la dediqué a recuperar fuerza en el rocódromo a base de bloques super-duros y super-locos, con lances a dos presas en la mitad, cambiando de plafón, dinámicos a hombros malísimos...también mucho estiramiento para recuperar un poco de flexibilidad, que mal no viene..de todo menos conti, que era lo que más necesitaba, pero el calor de Madrid me lo impidió, a parte de la pereza!
Muchos días sin mi preciada roca (quitando el día que íbamos a ir a Tamajón, pero nos quedamos tirados con el coche sin batería ni alternador a unos 15 minutos de nuestro destino...en fin).
Pues eso, de todo menos escalar!

 Pero la sequía terminó un día 11 de agosto cuando cogí un AVE a Huesca, donde me esperaba Octavio y sus padres, para pasar un par de días de Vadiello y el resto de la semana en su casa de Pirineos, en Castejón de Sos, del Valle de Benasque..todo para cambiar el chip y hacer un poco de montaña, de clásica y de largos, que ya era hora.
Nos alojamos la primera noche en el Refugio El Pajar, lugar acogedor y buen sitio para pasar la noche si andas por esos lares. 
Ahí me hice con un 7c al segundo pegue y con un 7b a flash, que no está mal para 20 días sin roca. y después de un frío bañito en una poza del lugar, recogimos y pusimos rumbo a Benasque, al que llegamos de milagro por una gran tormenta en la que las gotas de agua, golpeaban el parabrisas como si de granizo se tratase.
A parte de un día en un sectorcillo de por ahí, no hicimos más deportiva, y dedicamos el tiempo a la montaña.
Un día fuimos a medio pescar medio hacer el dominguero al Ibón de Llosás, con una hora y media de aproximación, en la que no me cuesta admitir que sudé como negado para las caminatas que soy.
Yo pasé el día viendo como Octavio pescaba, durmiendo, y dándome un baño en una de las aguas más frías en las que me eh bañado, peor que en Galicia!
Ahí unas fotillos haciendo el tonto con la cámara!






Después de hacer un poco el vago, decidimos ponernos manos a la obra y investigar sobre un posible proyecto de dificultad sobre vía de largos, en un sitio muy poco transitado: El Congosto del Ventanillo, con un muraco de 150 metros, pero con zonas de roca mala, y una aproximación muy corta, pero intensa.
La vía elegida era parece ser la joya del muro, la Siglo XXI, que constaba de 6 largos de 7b+, 7b, 7b, 7c (a bloque), 7a+ y 6a..digamos que no muy fácil.
Pero de todos modos teníamos unas ganas increíbles. 
Teníamos un poco de información por parte de Citro (Carlos Logroño), que teníamos entendido que la hizo hace unos años, y que nos dijo que le entrásemos prontito a la pared, cuando aún diese la sombra...bueno, el caso es que por algún imprevisto (empanamiento más que otra cosa), llegamos ahí sobre las 10, y le daba de lleno el sol, y hacerla en esas condiciones era algo inhumano, así que esperamos a las 4 de la tarde que le diese la sombra y empezar con la escalada..





















Octavio se colocó todas las cintas y reunión y movidas, y se dispusó a escalar el primer largo con una dificultad de 7b+, duro en mi opinión, y que sacó sin encadenar, pero bien matizado para otro día. Oí la palabra ¡Reunión!, quité el grillo, cogí la mochila y comencé la ascensión.
Después de cargarme el 2º canto de la vía, seguí hasta el comienzo de lo duro,y empezó el desplome...claro esta, que como en vía de largos, no se puede gusanear, no podía caerme entre cinta y cinta, al no ser que pudiese luego hacer campus por la cuerda (que no es el caso)...así que apreté al máximo y me reuní con Octavio al final.
Cambio de material y me tocaba a mí escalar el segundo largo, de 7b. Apreté lo que no está nombrado para no caer entre la 1ª y 2ª cinta, que es muy malo para la cuerda, y seguí escalando, hasta que desesperado por un paso duro y la mala calidad de la roca (Octavio dice que exagero, yo creo que no), me colgué..después de un pegue en el que me dediqué a limpiar de arena y matojos la vía, y de romper todo lo que estaba a punto de romperse, llegué a la reunión con una idea: desde 2006 que la hizo Citro no ha ido ahí ni dios!

Haciendo un poco el tonto en la reunión!

 

La línea era muy buena, pero necesitaba ser escalada, después de un poco de agua y descanso, Octavio se puso en marcha con el siguiente largo, de la misma dificultad, el cual fue resolviendo rápidamente hasta llegar a la última cinta, con un paso bien duro con la cinta a un metro y medio de los pies, y de lado, así que no molaba caer. Después de unos cuantos intentos decidí intentarlo yo. 
El largo muy guapo, así de plaquita fina. Finalmente llegué al bloque, me situé con dos romos con la última cinta ya lejos, visualicé una regleta ínfima, puse el pié en adherencia, y rezando porque se quedase dinamicé a un agujero que gracias a dios, era bueno, y el canto de chapar la reunión.
Llegados a este punto nos pusimos a pensar..: Habeer, son las 9:30, se está haciendo de noche, y nuestras mentes brillantes se han dejado el frontal abajo, aún nos quedan tres largos (incluyendo el duro) y tenemos que hacer la movida del rápel, que como comprendereis no mola hacer a oscuras...quieras o no, la mejor opción fue una racional huída...
Ya con todo recogido volvimos al coche, donde nos esperaba Sonia, la madre de Octavio,  y un par de amigos para llevarnos a casa (ellos también se habían embarcado, porque se iban a meter a una vía de la zona, pero se metieron a otra mucho más dura, a la que se entraba rapelando y la única manera de salir era escalando...pero en fin, esa es otra historia).

Finalmente regresámos a Madrid, pero no por mucho tiempo, puesto que dos días después partiriamos de nuevo, a nuestro particular Jardín del Edén, nada más y nada menos que (redoble de tambor)....Cha Nán!!! Rodellar!!!
Lo se, suena un poco repetitivo, pero es que me gusta demasiado, por las razonas que os conté en entradas anteriores, no me voy a enrollar más...TO BE CONTINUED......
y A MUERTE;)


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